Enseña a tu hijo a protegerse en las redes sociales

En varias ocasiones ya os hablamos de algunas de las cuestiones que más preocupan a los padres cuando de hijos y redes sociales se trata. Os hemos ofrecido algunos consejos prácticos, de padres a padres, fruto de la experiencia propia a la hora de lidiar armónicamente con ambas cuestiones. Pero hoy queremos retomar el tema para compartir con vosotros un material que llegó a mis manos y que creo que es excelente. Se trata de información práctica acerca de los peligros a los que los jóvenes deben hacer frente cuando se mueven por internet y cómo deben protegerse. 

Peligros en internet

La alarma

“Antes evitábamos subirnos a un coche con extraños, ahora contactamos con extraños a través de internet para compartir coche”. Este pensamiento con tintes humorísticos que leí hace tiempo en un artículo que reflexionaba acerca de cómo internet ha cambiado nuestra vida retrata a la perfección cómo se ha distorsionado el “umbral” del peligro. Queremos proteger a nuestros hijos a toda costa de ese mundo opaco que circunda en ocasiones internet y las redes sociales pero, como adultos, muchos de nosotros nos sumergimos en él casi con una venda en los ojos.

La primera vez que acudí a una quedada bloguera viajé y compartí habitación con una auténtica desconocida con la que apenas llevaba unas semanas hablando a través de twitter. Nuestros muros se llenan de fotos de viajes, de quejas y alegrías, de sesudas reflexiones en las que vamos retratando nuestra vida a cuentagotas con una profusión que, si hacemos el ejercicio de observarla en su conjunto, nos causaría hasta rubor vernos así de expuestos.

No es magia ni ilusionismo, es el mundo virtual en estado puro. Nos hemos dejado llevar por las facilidades que nos ofrece el 2.0 hasta exhibirnos sin pudor.

Solo retomando las riendas de nuestra privacidad podremos transmitir a nuestros hijos que más allá de los peligros evidentes que se pueden encontrar en las redes sociales, hay otras muchas puertas traseras en internet por la que se escapa nuestra intimidad.

Todos tenemos derecho a proteger nuestros datos

“Cuando te registras en un juego de internet, si chateas, cuando publicas una foto en una web, para darte de alta o alquilar juegos, tienes que dar tus datos. Dicen quién eres, dónde vives, qué te gusta, quiénes son tus padres, qué puedes comprar, comer o vestir”. Es la primera reflexión que el material del que os hablaba antes lanza a nuestros adolescentes. “Debes aprender cuándo debes y cuando no debes darlos”. La primera norma es clara: Nunca compartas tus datos “si no te dices para qué los quieren, si no piden permiso a tus padres y porque no dicen abiertamente quiénes son”. 

Los peligros ocultos que nuestros adolescentes encuentran en las redes sociales

Sigue adelante para conocer más consejos que compartir con tus hijos:

Si no te explican qué datos necesitan, quién los quiere y para qué van a usarlos; o bien cómo borrarte… tampoco des tus datos.

Si tienes menos de 14 años y no te piden el permiso de tus padres para recoger tus datos… desconfía y no se los des.

En internet no todo el mundo es quién dice ser

Comparte información solo con amigos “reales”, con gente que conoces y en la que confías y a la que tus padres también conocen. No des tus nombre y apellidos, no digas donde vives o tu número de teléfono a desconocidos.

Si utilizas mensajería con amigos, nunca invites a extraños.

Cuando te registres crea usuarios que no te identifiquen, nunca des tu nombre real y no compartas las contraseñas absolutamente con nadie, salvo con tus padres.

Si quiere abrir un blog o una página personal, que lo sepan antes tus padres. Allí vas a colgar fotos, gustos, vídeos y mucha información que define quién eres. Restringe la privacidad para que solo tus amigos puedan entrar.

Igualmente, en tu página personal nunca des datos reales de tus amigos, protege su privacidad y, por supuesto, nunca publiques fotos en las que aparecen sin su consentimiento y el de sus padres.

Internet y adolescentes, una peligrosa combinación

De la misma forma que en la vida real solo utilizas, lees o juegas en sitios apropiados para tu edad, antes de utilizar un servicio de internet trata de averiguar a partir de qué edad puede utilizarse. Los sitios para adultos pueden ser MUY peligrosos para niños y jóvenes.

No descargues programas que no conozcas ni abras mensajes de desconocidos, pues pueden ser la puerta de entrada para la instalación de programas que espíen tu ordenador. Eso puede comprometer tu seguridad y la de toda la familia si se trata de un equipo compartido. Datos como el número de las tarjetas bancarias de tus padres o sus contraseñas pueden quedar expuestos.

Confía siempre en tus padres, pregúntales si tienen dudas, cuéntales por dónde navegas, qué datos te piden, enséñales el programa que quieres instalar, consúltales si te llega un correo extraño. Nunca des tus datos sin que ellos lo sepan. Ellos se preocupan por ti y siempre te ayudarán.

Imágenes: Shutterstock

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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