Escribo, luego existo

Desde que tengo uso de razón me recuerdo escribiendo. Más que un entretenimiento ha sido, para mí, una necesidad. La necesidad de plasmar sobre el papel todo aquello que se quedaba atascado en mi cabeza. Siempre he pensado que el famoso “Pienso, luego existo” de Descartes podría ser en mi caso “Escribo, luego existo”. 

escribo, luego existo - libreta

Escribir es en mi vida un equivalente a respirar. Aunque lo cierto es que, cuando el estrés me acecha, la creatividad se me cierra. Es por eso que durante los últimos dos años me ha costado mucho hacerlo. No me reconozco en esos creativos que encuentran la idea en el momento en el que más apretados se sienten. Tengo que paladear, degustar, sentir, releer lo que escribo hasta pulirlo. Y eso no se hace con prisas.

Escribir como desahogo

La parte más prolífica como autora de mi vida tuvo lugar en mi año 0. Así denomino al tiempo que transcurrió entre mi anterior relación y la que comencé con mi hoy marido. Fueron unos meses de ahondar mucho en mí, de autoconocimiento profundo, de dejarme fluir. También de autocrítica y de contención. Trataba de contener y analizar mis sentimientos para poder así canalizar la ruptura. Contención que se deshacía en cuanto, a solas, daba rienda suelta a mi caligrafía sobre la libreta.

En ese casi año abrí un Spaces de MSN en el que colgaba cuentos cortos. Llené libretas con mi letra más tumbada y alargada, la que me sale cuando escribo rápido y sin filtro, además de con lágrimas. Y pensé que nunca, nunca más sería capaz de escribir nada mejor que lo que parí en él. 

Pero me equivocaba.

Relaxing mum of café con leche

Escribir como forma de vida

Ya me hubiera gustado a mí haber llegado a escribir algo digno de ser publicado. No. No he llegado al punto de Patricia con Responde primero a la segunda pregunta, ni de Sara con Relaxing Mum (of café con leche). (Puedes comprarlos aquí y aquí si no los has leído). Pero sí considero que, para mí como para muchas de mis compañeras aquí, escribir es una forma de vida. Ni mejor, ni peor, solamente diferente a la de los demás.

Cuando escucho una noticia impactante, o algo que creo injusto, lo primero que pienso es “tengo que escribir sobre esto”. Me sale automático, casi como respirar. Porque, para mí, escribir es básico. Algo fundamental. También cuando me ocurre algo importante. Y no me vale con soltarlo como salga, tiene que quedar bonito. Sonoro. 

Lo que me aporta escribir

Escribir me aporta serenidad y tranquilidad. Calma. Poner negro sobre blanco aquello que me ahoga o me agobia hace que me apriete menos el pecho. Pero eso es lo que ocurre cuando me sale de forma natural, cuando no me presiono buscando un tema, cuando no tengo un plazo en el que entregar. Es por eso que creo que no llegaré a escribir nada en largo. En la era de la inmediatez la misma inmediatez me gana. Cada vez que me decido a echarle un pulso, me machaca. Sin contemplaciones. Y lo peor es que sé que soy yo misma quien se pasa con el perfeccionismo. Por siempre, siempre, siempre, pienso que nunca volveré a escribir nada mejor que lo ya escrito. 

Pero me equivoco.

escribo, luego existo - ordenador

Escribo, luego existo

Si no escribiera, estaría muerta. Lo hago cada dos semanas, más o menos, en esta revista y lo hago cada día en el trabajo. Adoro hacerlo. Es mi pasión y mi motor. Me permite estructurar de mejor manera mis ideas y mi pensamiento. También poner distancia. Pero esta adoración es, también, un arma de doble filo: leer un texto que no está bien escrito me saca de quicio. Tanto que, en ocasiones, me imposibilita entenderlo.

Para escribir bien hay que leer. Mucho. El año pasado participé en un taller de escritura creativa y todos los módulos acababan con un “lee mucho y escribe mucho”. Creo que es de los mejores consejos que me han dado. Leer permite aprender sin darte apenas cuenta. Giros, palabras, estructuras gramaticales, figuras que puede que no hayas usado nunca. Hasta puntuación y ortografía, además de cosas acerca de otras culturas. Es sumamente enriquecedor. En mi caso concreto soy consciente de que, si no leo, acabo siendo repetitiva. Y hasta me aburro de leerme.

Publicar, el sueño perpetuo

Hay quien canta bien. Quien dibuja bien. Quien baila bien. Mi don es la escritura. Ser consciente de lo que sabes hacer es una maravilla siempre que hagas algo por continuar avanzando. No es el caso. Desde los siete años sé que este es mi camino. Pero no sé si es por culpa del perfeccionismo, o tal vez de la ansiedad, soy incapaz de terminar una novela. Me da miedo no encontrar editorial, como si esa fuera la única manera de poner un libro en el mercado. También temo que la historia no esté a la altura… a la altura que únicamente yo he establecido.

escribo luego existo - libro

Llevo tres años con un buen inicio en el cajón. Pensando que lo que escriba a partir de ahí no será mejor que lo que ya hay. Pero cada vez que he pensado eso, he escrito algo mejor. Siempre. Hace un año una buena amiga leyó un relato mío recién publicado y me dijo que me dejara de historias y me sentara a escribir. Aún no le he hecho caso. Escribo, luego existo. ¿Habrá llegado el momento?

Let B. Díaz

Soy Leticia la mamá de Ojazos desde 2013, mujer desde 1978. Siempre corriendo y con mil cosas en la cabeza para hacer pero con poco tiempo para llevarlas a cabo. Escribo en Esto no es como me lo contaron y Las Letras de Let porque es lo que más me gusta hacer en el
mundo. Activa, habladora y comprometida, cabezota y risueña vivo en una permanente contradicción. Necesito contar las cosas que me pasan para que no se me enquisten en alma.

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3 comentarios

  1. A mi particularmente me encantaría leer una novela escrita por ti!

    1. Ohhh, me había perdido este comentario. Gracias, gracias, gracias. Lo harás. Seguro.

  2. A mi tambien me gusta escribir y sobre todo leer tu blog, y pues si a alguien le ayuda quisiera compartir unos pequeños consejos para encontrar inspiración: Leer a otros escritores siempre favorece la inspiración. Muchas veces, leer otros relatos, blogs o libros ayuda a encontrar temas sobre los que escribir porque una simple frase puede despertar la imaginación.

    Hacer de escribir un ritual también contribuye a que escribir sea más sencillo y natural. Sin duda, conviene crear un ambiente adecuado para favorecer la inspiración. El ambiente dependerá del escritor. A muchos les inspira el silencio de la noche. Otros prefieren la luz de día, pero eso sí, sin duda adaptar un lugar específico para escribir favorece la inspiración.

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