4 actividades físicas alternativas al running

Varias de las chicas de Mujeres y Madres Magazine se han rendido en los últimos meses a los beneficios del running. Correr está de moda, es una actividad física completa y, según los que la practican con asiduidad, “engancha”. Sus beneficios son incuestionables pero, en ocasiones, pensar en calzarnos las zapatillas deportivas y lanzarnos a las calles puede resultar un reto demasiado ambicioso para algunos. Si ni física ni mentalmente te sientes preparada para afrontarlo no desesperes, porque hay otras muchas actividades físicas idóneas para mejorar tu estado de forma con un esfuerzo menor o, al menos, diferente.

Caminar

Caminar es una de las actividades físicas más saludables que existen. Hacerlo de forma constante y a una velocidad moderada -que nos obligue a sudar un poco- una media de entre veinte minutos al día reduce en un 8% la posibilidad de sufrir un infarto entre grupos de riesgo según la revista médica “The Lancet”. Hacerlo treinta puede ayudar a adelgazar más que otras actividades como correr o montar en bicicleta y si elevamos nuestra caminata hasta los cuarenta minutos actuaremos positivamente sobre nuestro colesterol, la diabetes o la tensión alta.

Lo de bajar de peso -caminar 30 minutos acarrea un gasto energético de mil calorías a la semana– es un aliciente importante para muchos, pero los beneficios van más allá:

  • Mejora la salud cardiovascular, porque ayuda a controlar la presión alta y a aumentar el ritmo cardíaco.
  • Previene enfermedades como la diabetes -pues estimula la producción de insulina, la hormona que controla el nivel de azúcar en sangre-, el asma o la osteoporosis -caminar diariamente estimula y fortalece los huesos-.
  • Mejora nuestro estado de ánimo y nos da energía: El suministro de oxígeno se incrementa y el metabolismo se activa.
  • Tonifica los músculos de piernas, abdomen y glúteos, quemando la grasa localizada.
  • Nos permite luchar contra la celulitis, ya que además de quemar grasas evita la retención de líquidos.
  • Ayuda a conciliar mejor el sueño.
  • Previene y alivia la depresión y la ansiedad, ya que el cuerpo libera endorfinas.

Incluso para las personas más sedentarias, caminar es una actividad accesible en lo físico y asequible en lo económico y puede ser el trampolín para lanzarse a probar otros retos deportivos. Además, tiene una importante vertiente social que la hace amena y entretenida. Y es que caminar acompañados favorece la socialización y nos hace ser más constantes en nuestro hábito.

Bailar

En alguna otra ocasión, ya hablamos de los beneficios de tomar clases de baile en pareja, pero hoy nos vamos a centrar más en la vertiente física e, incluso, mental. Bailar nos invita a ejercitarnos casi sin darnos cuenta y de una forma tremendamente divertida. Quizás ese sea el punto fuerte de una actividad que, como el resto de acciones aeróbicas, también tiene beneficios incuestionables sobre nuestra salud cardíaca, contribuye a quemar calorías con la consiguiente pérdida de peso y previene enfermedades como el colesterol. De la misma forma, bailar aumenta nuestra fortaleza, resistencia y flexibilidad, así como la salud de nuestros huesos.

actividades físicas

Pero es que, además, bailar nos ayuda a lidiar con el estrés, gracias a las endorfinas que nuestro cuerpo genera mientras que practicamos esta actividad; previene la depresión, ya que regula los niveles de serotonina y dopamina; es un antídoto contra el aislamiento y mejora nuestra socialización. Esto último nos permite aumentar el autoestima y alienta actitudes positivas hacia uno mismo y los demás. Y, como todas las actividades que requieren de concentración, coordinación y atención, nos permite también ejercitar la memoria. Es más, estudios recientes del New England Journal de Medicina apuntan a que es una buena terapia, por ejemplo, para personas que padecen Alhzeimer.

¿A qué esperas para encender la Wii y aventurarte en una sesión de Just Dance?

Subir y bajar escaleras

Cuando lo que pretendemos es ser más activos y que ello repercuta favorablemente en nuestra salud cada pequeño gesto suma. Por eso, actividades que cotidianamente no apreciamos o incluso evitamos, como subir y bajar escaleras, pueden ser nuestras aliadas para mejorar la condición física y hacer ejercicio -casi- sin enterarnos.

Ya que se trata de una actividad aeróbica, resulta eficaz para tonificar los músculos de las piernas, quemar grasa en la parte inferior del cuerpo y gastar energía. Evidentemente, el tiempo y la intensidad con la que nos prodiguemos en esta actividad determinarán estos beneficios pero, en líneas generales, con un mínimo de constancia podemos rebajar también la celulitis acumulada en nuestros muslos. De hecho, todos los efectos beneficiosos para la salud que enumerábamos al hablar de caminar podemos aplicarlos también a subir y bajar escaleras.

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Y si lo que os estáis preguntando es si es mejor subirlas o bajarlas, lo cierto es que, como los músculos que empleamos en cada una de estas prácticas son diferentes – con la primera ejercitamos los gemelos, glúteos y cuádriceps; con la segunda, sólo estos últimos, aunque la intensidad de la actividad es prácticamente la misma-, lo ideal es combinar ambos trabajos.

Sí es cierto que, como actividad regular, no parece la más divertida del mundo, pero si introducimos rutinas alternativas como subir y bajar corriendo, de puntillas, tocando los glúteos, elevando las rodillas, saltando como una rana, la tonificación será más efectiva y las series nos mantendrán entretenidos. Si no queréis llegar a este nivel “pro”, al menos mirad las escaleras con buenos ojos y olvidaos del ascensor como una buena opción vital.

Rutinas de ejercicios

Si antes decíamos que para mejorar la condición física cada pequeño gesto suma, desarrollar un mínimo de constancia en ese ejercicio multiplica su efectividad. Gracias a internet podemos encontrar rutinas adecuadas a todo tipo de necesidades -glúteos, abdomen, brazos, piernas, para recuperarnos de una cesárea, para luchar contra la celulitis, para pulir la grasa localizada…-, intensidad y, sobre todo, tiempo disponible. Es cierto que afrontar una rutina de ejercicios es una actividad mucho más consciente que las anteriores y requiere de una buena predisposición previa pero, una vez que nos concienciamos de ello, es fácil encontrar una que se adapte a nuestras necesidades y disponibilidad. A veces, cinco minutos son suficientes para, si somos constantes en nuestro empeño, moldear nuestro cuerpo y encontrarnos mejor.

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Fotos: Pixabay

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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3 comentarios

  1. vamos, que no hay excusas y lo sabemos, y menos con esta rutina de 7 minutos que más me vale empezar a hacer desde ya si no quiero ser la más viejuna de la clase. bss!

  2. Yo soy de caminar. Bueno, lo sería si saliera a la calle sin niños. La moda del running no va conmigo ¿cómo me echo yo a correr con esta cantidad de kilos? Me lesiono con seguridad. Y después ¡el baile! Con el Just Dance de la Wii he llegado a perder 7 kilos sin salir de casa.

  3. Yo ahora me he apuntado a caminar pero tengo una amiga que es un hacha en eso de subir y bajar escaleras, vive en un duplex y se dedica a leer subiendo y bajando durante más de media hora… parece mentira, pero se le nota 😉

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